domingo, octubre 28, 2012

Bajo otro punto de vista

Autor: Jpuelche, Licencia: CC 3.0
De manera natural existe una tendencia a pensar que los costes de los combustibles en España resultan exagerados y no acordes con el poder adquisitivo del común de los españoles. Por ello me ha parecido interesante comparar el precio del combustible diesel con el resto de las economías. Por un lado he cogido las cuatro economías más importantes de Europa (Reino Unido, Alemania, Francia e Italia). En este escalafón España ocuparía la quinta posición. Por otro lado he cogido las economías llamadas periféricas, eufemismo europeo para referirse a las economías displicentes, fundamentalmente del sur de Europa, que han necesitado o están en vías de necesitar un rescate (Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España).

Los datos que se muestran proceden de la página web de EUROPE'S ENERGY PORTAL, organización privada que analiza los distintos costes de la energía de Europa en base a los datos de las distintas administraciones. Los datos han sido tratados con una aplicación de Google y el resultado permite visualizar la evolución de los precios en los años 2009, 2010 y 2011. Es francamente curioso:

- Los precios de España están siempre por debajo de la media.
- Teniendo en cuenta que tanto el precio de referencia del crudo en Europa (Brent) es el mismo para todos, así como la moneda con la que se adquiere, las diferencias provienen fundamentalmente de la diferencia impositiva.




Es de entender que en las circunstancias actuales, los socios europeos estén presionando para que en España se produzca un alza de los impuestos especiales sobre el combustible que ayuden a mejorar la recaudación del estado y por ende a reducir el déficit. A sus ojos, y pese a nuestros sentimientos, el precio del combustible en España resulta barato.

Pudiera parecer que la reacción del gobierno y su enfrentamiento con las compañías petroleras tiene que ver con un sentimiento honesto de tratar de ayudar al empresariado y al particular para que no sufran un alza desmedida de los costes. Pero en ese caso estaría en sus manos reducir los impuestos.

También pudiera ser que hubieran detectado prácticas monopolísticas que dañan el mercado. El último informe de la Comisión Nacional de la Competencia lo descartan ya que a su juicio no se pueden emprender acciones ya que no se han detectado, ni siquiera vislumbrado irregularidades. Aunque es cierto que una mayor liberalización del mercado ayudaría a contenerlos.

La realidad es más simple. El alza de los precios de combustible, en parte por fiscalidad y en parte por los propios costes, es imparable y su efecto sobre el IPC es muy considerable. Y no es que al Gobierno le preocupe especialmente, al menos en el corto plazo, los transportistas, los particulares o el sector empresarial. Lo que le preocupa en este cierre de año es que hay muchos costes indexados a la evolución del IPC y por lo tanto una subida del mismo llevará a incumplir los objetivos de déficit.

Sería deseable que en política energética dejáramos de seguir haciendo políticas a corto. Por un lado crean inseguridad en los inversores y por otro son parches que causan a continuación otros desaguisados.