En estos momentos se está planteando una serie de barreras proteccionistas en forma de aranceles a la importación, tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos para defender dichos mercados de la competencia en precios que nos llega desde los fabricantes de paneles fotovoltaicos de China.
Uno se debe plantear una serie de preguntas en torno a la mencionada medida. La primera de las preguntas es en que medida dichos aranceles están justificados. La principal argumentación es que los precios de los productores chinos están favorecidos por la política de incentivos a la producción estatal a nivel gubernamental.
Esta primera argumentación es un poco hipócrita en la medida que tanto en EU como en USA se realizan apoyos a través de los programas de I+D+i, créditos blandos o subvención directa al mercado de los consumidores. Las quiebras de gigantes del negocio solar en occidente muestran que aún y a pesar de las ayudas no se ha logrado preservar a dichas compañías de los rigores de la feroz competencia en precios.
La segunda de las preguntas se debe centrar en torno al efecto sobre la industria de promoción, instalación y los propios clientes. En la actualidad la energía solar fotovoltaica ya ha alcanzado costes de producción por debajo del precio final al consumidor en casi todos los países occidentales. Una floreciente industria y mercado se está gestando alrededor de esta circunstancia y no pocos ven un futuro cercano en que se alcance la paridad de precios a nivel de red. Así que uno debe preguntarse honestamente si estos aranceles que buscan preservar la caída de precios no van a provocar efectos perversos de consecuencias mucho mayores que los beneficios que pueden deparar a corto plazo.
Tampoco parecen ser tenidos en cuenta los efectos colaterales sobre el comercio internacional. Evidentemente en China no deben estar muy contentos por las trabas que se imponen a su exportación de paneles fotovoltaicos así que como represalia se han planteado aranceles a la importación de acero y de vino. En una escalada de barreras proteccionistas contabilizar las bondades de una medida arancelaria se torna un ejercicio harto difícil.
El problema de las dos primeras preguntas es la intangibilidad de las valoraciones que cada uno quiera hacer. El efecto real sobre el sector lo va a determinar un par de fatores; por un lado si el precio tiene capacidad de seguir cayendo y lo segundo donde se va a producir el crecimiento del mercado que tratas de proteger.
Si uno analiza cual es la proyección conservadora que realiza la industria se puede dar cuenta de varias cosas. Por un lado los mercado con crecimiento más explosivo no son los mercados europeos. En 2017 China se acercará a la misma capacidad instalada que EU con un 100% de incremento. Si se añade Latinoamérica, Asia y Oriente Medio se ve que más de un 60% del mercado se concentrará en dichas regiones. Se puede ver el informe completo de EPIA en su página web.
Fig 1: Mercado 2013-2017
Una vez que los mercados demandantes no son los que implantarán los aranceles, queda por ver si es posible que además esos aranceles aporten mucho. Por eso le preguntaremos al hijo del cisne.
Al igual que en el sector TIC existe la famosa Ley de Moore que augura el crecimiento de capacidad de computación con el tiempo en el sector fotovoltaico existe el llamado efecto del hijo del cisne... más bien la Ley de Swanson. El señor Swanson, máximo directivo de Sunpower lider en USA en producción de paneles fotovoltaicos predijo la caída de un 20% del precio de los panes cada vez que se duplique la producción mundial de paneles.
En estos momentos, de acuerdo con los datos de Bloomberg New Energy Finance, los datos muestran lo siguiente:
Figura 2: Tendencia histórica de precios
Resulta evidente que el estrangulamiento del mercado en Europa no va afectar al crecimiento del mercado mundial así que la tendencia en precios va a seguir una senda de acusado descenso y por lo tanto las barreras arancelarias a la importación pesarán cada vez menos. Además el liderazgo en el desarrollo del sector se trasladará una vez que se destruya el tejido empresarial europeo hacia otros entornos.
Si destruimos un tejido empresarial, sufrimos impactos colaterales en otros sectores y además no logramos los objetivos iniciales... en mi modesta opinión nos deberíamos plantear la fuerza de los mercados y el cortoplacismo regulatorio.
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