lunes, julio 08, 2013

El futuro del Balance Neto

Desde la publicación del RD 1699/2011 el día 8 de Diciembre del 2011, aprobado por unanimidad en el congreso de los diputados, el sector de energías renovables y más concretamente las empresas del sector fotovoltaico han esperado con impaciencia su desarrollo. Dicho desarrollo de acuerdo a la ley era de obligado cumplimiento por parte del gobierno en un plazo no superior a los 4 meses. 18 meses después el gobierno sigue sin dar respuesta a su obligación legal.

El porque de esta situación tiene mucho que ver con los miedos a trastocar el negocio tradicional de los grandes operadores del sector eléctrico.

Para poder darnos cuenta de la dimensión del negocio energético afectado tenemos que tener en cuenta que el consumo eléctrico residencial representa aproximadamente un 20% lo que supone cerca de 50.000 GWh al año.

Este consumo es el equivalente a 7 GW de potencia instalada convencional de un 80% de disponibilidad. En otras palabras, representa casi un 30% de la potencia instalada de ciclos combinados de gas natural o el 100% de la potencia instalada de generación nuclear. Es por lo tanto muy comprensible que las compañías tradicionales del sector eléctrico esten preocupadas.

Por otro lado, desde el punto de vista del mercado eléctrico, supone incrementar la potencia instalada en un parque de generación ya sobredimensionado. Además de suponer un transtorno en el reparto de los costes de distribución y transporte que debería ser absorbidos por un número menor de consumidores de energía eléctrica. Es comprensible que el regulador quiera ser especialmente cauto en este nuevo mercado y evitar errores pasados en el control y despliegue del mismo. No debemos olvidar que, como ya explicábamos en el artículo "¿Como fue posible? Íbamos a por 400 y volvimos con 4.000", la administración es prácticamente la única responsable en el desorden del despliegue de la generación fotovoltaica.

Por último, desde el punto de vista del sector fotovoltaico, que es el sector que con más intensidad está demandando el desarrollo de este nuevo mercado, se percibe esta oportunidad como una salida al estancamiento consecuencia del RDL 1/2012 de 27 de Enero de 2012 por el cual se implanto una moratoria al desarrollo de nuevas instalaciones renovables. El sector fotovoltaico argumenta que el impacto del autoconsumo residencial apenas tendrá impacto sobre el mercado actual de las eléctricas o el desarrollo del modelo energético dado que solo una pequeña fracción del sector residencial puede instalar soluciones fotovoltaicas en sus propias residencias.

Este último aspecto no es del todo correcto ya que si bien hoy por hoy el sector fotovoltaico es el que abandera la reclamación del mercado del autoconsumo, su sola apertura abriría las puertas a soluciones basadas en otras tecnologías como sería el caso de las soluciones de calderas de biomasa o las soluciones de micro-cogeneración que llevan años explorando en el norte de Europa y Japón (pilas de combustible, baterías, motores Stirling o alternativos, ciclos orgánicos, ...).

El desarrollo de este nuevo mercado debe estar sustentado en tres premisas básicas: no necesidad de subsidios o subvenciones, no enfrentarse a barreras de entrada de los actuales agentes y suponer una ventaja en costes para el usuario final. Para ver la factibilidad de dar respuesta a los puntos anteriores en este artículo nos vamos a remitir solo al análisis de la tecnología fotovoltaica.

Desde el punto de vista de los costes, sigue existiendo una fuerte presión a la reducción de precios como se comentaba en el artículo "¿Los aranceles afectarán al sector fotovoltaico?". Aún y a pesar de las recientes quiebras de empresas industriales europeas, a nivel global el mercado goza de un fuerte dinamismo. En Japón los fabricantes han declarado que van a incrementar en 2013 más de un 30% la producción para dar respuesta a una demanda creciente. En el resto de los mercados se esperan crecimientos sostenidos que llevará a saturar las capacidades productivas existente.

Por ello no se prevén escenarios en que sea necesario acudir a mecanismos de incentivo para las instalaciones y si los estados deciden aplicar incentivos al sector industrial (via impuestos, ayudas directas o barreras proteccionistas) obedecerán a meros intereses políticos ajenos al interés del usuario final.

Las restricciones desde el punto de vista de los agentes actuales ya se han explicado: reducción de su mercado de venta, infrautilización de los activos de generación, transporte y distribución, y alteración de los mecanismos de distribución de costes. En este sentido se anticipa que en la próxima reforma energética se incrementen los costes fijos para el consumidor final en detrimento de los costes variables. Aparte del efecto desincentivador de la eficiencia, dicha medida solo producirá en retraso en el despliegue de la generación distribuida si es cierto que los costes de la tecnología fotovoltaica de generación siguen su declive.

Dicho lo anterior, es obvio que el desarrollo de la generación distribuida se producirá si el coste de la energía que dichos sistemas esté por debajo del coste de la energía comprada a la red, o lo que es lo mismo cuando se alcance la paridad de red. A continuación se recoge un análisis a la luz del estado actual de costes. El umbral inferior se produce con sistemas puramente fotovoltaicos donde se busca una reducción de la energía comprada a red (autoconsumo instantaneo). El umbral superior está determinado por sistemas fotovoltaicos que producen la totalidad de energía que necesita una residencia y gestiona mediante almacenamiento en baterias de Li-ion el desajuste entre demanda y generación (autoconsumo en aislado). En un punto intermedio nos encontraríamos con el balance neto, que a todos los efectos es un sistema fotovoltaico que utiliza como sistema de almacenamiento la red.

En el estudio no se ha considerado posibles mejoras con el tiempo de los costes de los sistemas fotovoltaicos o las baterias. Tanto la curva de Swanson con las proyecciones de precios de las baterias que adelantan una reducción a la mitad de los precios en un plazo no superior a los 3 años nos hacen pensar que estos es una hipótesis muy conservadora.

Se ha contemplado un incremento anual del 2% en el coste de generación eléctrica lo cual es moderado a la luz de la evolución del precio de la energía en los últimos 10 años.




El estudio muestra permite anticipar que, una vez se despejen las incertidumbres que la futura reforma energética proyecta sobre las reglas del juego, es de esperar que en Empresas de Servicios Energéticos (ESE) podrían empezar a ofertar energía al consumidor final entre un 10% y un 20% inferior al precio de la red.

las empresas tradicionales del sector eléctrico, reguladores y administraciones se enfrentan a una situación similar a la que en pasados años ha vivido la industria discográfica. El empeño por proteger modelos de negocio convencionales les ha dejado fuera de juego en un mercado donde otros han sabido proporcionar al cliente el tipo y formato de música que querían comprar. El debate de la música pirata ha quedado sobrepasado por el desarrollo de modelos comerciales rentables (Spotify, iTunes, ...) que han sabido dar respuesta a lo que el cliente final demandaba.

Escucharemos en el sector energético a los consumidores...

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