jueves, agosto 30, 2012

Reforma del Sector Eléctrico

Licencia CC, Autor: Dario Alpern

A lo largo de los últimos meses, desde el Ministerio de Industria, Energía y Turismo se ha venido adelantando la necesidad de realizar una profunda reforma del sector eléctrico para acabar con el llamado Déficit de Tarifa. En las últimas semanas se han filtrado los fundamentos de dicha reforma que ha tenido la gran virtud de lograr un consenso sin precedentes entre los afectados, de modo y manera que usuarios, inversores institucionales y particulares, compañías eléctricas de distribución y generación, patronales, empresas gasistas y petroleras han manifestado su profundo rechazo.

Dicho logro sin precedentes ha sido posible gracias a los principios básicos de la reforma: no escuchar a nadie y socializar mediante criterios no explicados el pago de la deuda contraída a través del llamado Déficit de Tarifa. A la postre la reforma se queda en agua de borrajas ya que no se han abordado los aspectos fundamentales del sector eléctrico como pudieran ser la planificación del mix de generación eléctrico, o el mecanismo de fijación de precios por poner algunos ejemplos.

El Déficit de Tarifa recoge el desajuste que se produce entre los costes de generación, que responden a un modelo liberalizado, más los costes de distribución y gestión del sistema eléctrico, que responden a un modelo regulado, y los precios de venta al usuario final, que responden a un modelo regulado. Dicho desajuste se produce por un lado por la voluntad política de no trasladar al consumidor final una excesiva presión en precios que dañaría la competitividad empresarial y generaría un desafecto ciudadano, y por otro lado los costes crecientes de distintos aspectos tanto en generación, distribución y gestión del sistema eléctrico. El tamaño del agujero alcanza a fecha de hoy los 24.000 millones de euros y crece a razón de 6.000 millones de euros al año. Es indudable que el asunto debe ser abordado con urgencia, y con medidas de mayor calado que el reparto arbitrario de la factura.

El mecanismo del Déficit de Tarifa se diseñó por el gobierno a fin de contribuir a la batería de medidas que nos permitieron acotar el déficit del país y cumplir los criterios de estabilidad para entrar en el euro. Fue un error de todos los ejecutivos posteriores no abordar las reformas estructurales necesarias y eliminar la deuda de manera controlada cuando existía superávit. Más bien al contrario, a partir del año 2004 inició un crecimiento exponencial que nos ha llevado a la situación actual. Del mismo modo que todos ahora están descontentos, a través de dicha deuda se mantenía a todo el mundo contento.

A fecha de hoy el precio de la energía para el consumidor peninsular doméstico está en el orden de los 150 €/MWh frente a los 130 €/MWh que se paga en Alemania. Si corrigiésemos las cifras en función del poder adquisitivo la diferencia todavía sería más dolorosa. He cogido el ejemplo de Alemania porque desde el punto de vista de ordenación del sistema eléctrico y la tipología del mix de generación son muy similares a las españolas. 

Por lo tanto no es más barata la energía porque tengan diferencias significativas en generación nuclear o de ciclos combinados, o porque tengan menos contribución de energías renovables. Tampoco tienen un mecanismo similar al Déficit de Tarifa, ni lo tuvieron cuando se implantó en España siendo entonces mucho más barata la electricidad en nuestro país.

De hecho todos los factores que algunos expertos apuntan en nuestro país como razón para sufrir el desajuste de precios y costes son sensiblemente peores en Alemania: generación nuclear con fecha programada de cierre, mayor crecimiento de las energías renovables, primas y subsidios más caros, coste del gas… y sin Déficit de Tarifa. Quizás sería conveniente, además de solventar a corto como se socializa el desfase, realizar una reforma profunda del sistema que emule lo que hacen otros y que permite que el consumidor final pague menos. De hecho esto es mucho más importante que el arreglar la deuda actual porque la competitividad empresarial y la capacidad de consumo de la población dependen en fuerte medida del hecho de lograr que la energía eléctrica baje de precio.

Algunas de las medidas que se deberían abordar para asemejarnos a otros países son una liberalización real de la generación y distribución, una privatización completa del transporte, un rediseño del mecanismo de fijación de precios de la energía en el mercado, ajustar los costes de administración del sistema eléctrico y llevar a presupuesto del estado las subvenciones y primas. Existe margen para realizar una reforma de calado que nos baje el coste de la electricidad, tanto a empresarios como consumidores domésticos.

Articulo de opinión, en calidad de colaborador de INSTITUCION FUTURO, publicado en Diario de Navarra el 8 de Agosto de 2012, 

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