viernes, agosto 23, 2013

El precio de la electricidad para el consumidor final

The Money Tree - Autor: Martyn Davies
A lo largo de los últimos meses, y alrededor del debate de la reforma del sector eléctrico, se ha venido debatiendo cual mantra indudable que el coste para el consumidor final (tanto residencial como industrial) era mucho más elevado que en cualquier otro país de nuestro entorno. Y fuente además de innumerables daños a la competitividad de nuestro tejido empresarial.

El propio Ministro de Industria ha expuesto en diversos medios como dicho coste se situaba solo por detrás de países insulares y reputados economistas y medios de comunicación achacaban esta falta de competitividad al excesivo peso de nuestro plan de energías renovables sobre el mix de generación.

Si uno analiza el mix de generación eléctrico de nuestro país no es muy diferente del existente en Alemania o en la media de la Unión Europea. ¿En que medida son ciertas las percepciones expuestas? ¿A qué son debidas?

Lo primero es ver como se constituyen los precios de la electricidad y analizar hasta que punto se están comparando cosas que significan lo mismo.

Precio final = ( tarifa + impuestos especiales ) + IVA

Todos los datos que he podido ver realizan comparaciones sobre la tarifa pero en mi opinión esto no permite realizar una comparación veraz porque cada pais contabiliza sus costes y la cobertura de los mismos de manera ligeramente diferente. Desde el punto de vista del consumidor residencial dicha comparación se tendría que hacer sobre la base del precio final, es decir con todos los impuestos incluidos, y en la medida de lo posible corrigiendo el dato con el poder adquisitivo. Desde el punto de vista del consumidor industrial deberíamos comparar en base a precios sin IVA pero incluyendo cualquier otro tipo de impuesto.

Vamos a hacer un pequeño ejercicio que nos mostrará como pueden variar los resultados en función de que es lo que comparemos. Para evitar colapsar de datos a los lectores he restringido el análisis a las 4 mayores economías de la Zona Euro (Francia, Alemania, Italia y España), Reino Unido y a los valores medios de la Zona Euro (17 países). Los datos que vamos a utilizar provienen de la oficina estadística EUROSTAT que se nutre de los datos oficiales que aportan los distintos países europeos.

Empezaremos por el consumidor industrial, y compararemos los datos sin incluir ningún tipo de impuestos que a la postre son los que nos suelen mostrar para recalcar lo cara que es la energía eléctrica junto con los resultantes de aplicar tanto los impuestos especiales como el IVA.


Si nos fijamos en los costes base de la tarifa eléctrica del consumidor industrial (parte azul de la barra) parece que somos más caros que la media de la Zona Euro y significativamente más caros que Francia y Alemania. Solo nos supera Italia y tenemos costes muy comparables a Inglaterra. La conclusión sería que nuestra competitividad industrial está negativamente afectada.

Sin embargo si añadimos los impuestos especiales la situación cambia (parte roja de la barra). Los impuestos especiales vienen a recoger aspectos que desde un punto de vista contable se tratan como tal en lugar de como coste. En el caso de España podríamos hablar de los CTC (Costes de Transición a la Competencia que es una subvención a las eléctricas para que en el proceso de privatización no tuvieran pérdidas) o en su día de la moratoria nuclear (subvención de los costes de las plantas que no se iban a desarrollar). En otros países se incluyen las retribuciones al régimen especial u otros aspectos. Por eso creo que para poder comparar costes y ver si afectan de manera negativa a la competitividad de nuestro sector industrial tenemos que fijarnos en este dato. Ahora las conclusiones pasan a ser radicalmente diferentes. El coste eléctrico industrial español está por debajo de la media de la Zona Euro y muy por debajo del coste alemán e italiano. 

Por otro lado nuestros costes son perfectamente análogos a lo del Reino Unido. Este aspecto es muy interesante porque a efectos energéticos la Península Ibérica y el Reino Unido son islas (nuestras interconexiones con Francia son poco significativas) y el peso de las Energías Renovables en el mix español son muchísimo mayores que en el caso del Reino Unido. Esto podría ser indicativo de que los costes del sistema eléctrico español no se ven empeorados por el peso del régimen especial.


Se puede observar un efecto muy parecido en el segmento residencial. Aunque aparentemente tengamos un coste de energía base extremadamente elevado, una vez se repercuten los impuestos no somos los que sufrimos una mayor presión en costes. También es de resaltar que junto con Alemania tenemos el IVA más alto lo que si se bajara a niveles de la Zona Euro nos llevaría a estar muy cerca de los costes promedio. Destaca el Reino Unido por la baja presión fiscal.

Si corregimos los anteriores precios en función del poder adquisitivo veremos que la situación se nivela algo, aunque seguimos teniendo una energía más barata que en Alemania. Y solo somos más caros que en Italia debido al IVA aplicado.


Un aspecto en el que no se suele hacer hincapié es que el coste del segmento residencial es mucho más alto que el coste del segmento industrial. Básicamente se produce una transferencia de rentas desde el bolsillo del consumidor residencial al industrial que subsidia la competitividad de la empresa privada, amén de otras subvenciones como los pagos por una interrumpibilidad (a algunas empresas les cobran más barata la luz para que en caso de que sea necesario desconectar a algunos consumidores sean candidatos voluntarios) que nunca se ha producido.

Este estudio no debe entenderse como una justificación para que sigan incrementándose los costes de la energía. El propósito era poner en contexto cuales son los costes reales de la electricidad en España y desmontar algunos prejuicios que se están asentando. Lo deseable sería poder reducirlos por lo que resulta muy sorprendente que ante una iniciativa popular que recabó cerca de 170.004 firmas para que se aprobara en el congreso una auditoría de los costes del sector eléctrico se desestimó por una mayoría amplia de 300 diputados.

La transparencia real es la que se practica y si solo se habla de ella es opacidad.






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